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Yo confío, tu confías, el confía  

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ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO IV – N° 193.-

Oyendo las noticias en desarrollo últimamente a nivel no solo nacional sino internacional, es preocupante la cantidad de hechos que se están volviendo casi que rutinarios para la población.

Desde tiroteos masivos, amenazas de muerte, ataques indiscriminados, pasando por fraudes y estafas, hasta engaños y violación fragante de la constitución por parte de autoridades y mandatarios encargados de hacerla cumplir.

En las noticias ya es común oír estadísticas que hasta hace poco sonaban extrañas, por lo menos en países desarrollados: Récord de 607 tiroteos en lo que va de año según CNN. 49 millones de paquetes de mensajería con un valor promedio de 45U$, robados de los lugares de entrega en el año.  Robo permanente de los catalizadores de los vehículos (aumento en Texas de150% según Univisión). Ataques frecuentes de pasajeros a empleados de aerolíneas. (7060 incidentes y 7 millones de multas impuestas por furia de pasajeros según BBC en el 2021) Secuestros de menores. Maltratos a padres. Secuestros de hijos en juicios de custodia. Maltrato de menores. En Latinoamérica los juicios a exmandatarios electos ya no son para nada extraños:  Colombia, Brasil, Perú Argentina, Venezuela, Nicaragua, Costa Rica, Ecuador, Bolivia, México, Panamá, El Salvador, Honduras, Guatemala,

Uno de los países es emblemático, ya que todos sus expresidentes vivos están relacionados con casos de corrupción, algunos en prisión domiciliaria, otros huyendo del país con pedidos de extradición y el mandatario en ejercicio y familiares están bajo investigación.

Normalmente las sociedades para funcionar, así sea las de los seres irracionales, se basan en normas o hábitos de convivencia aceptados para dirimir diferencias que siempre están presentes. En el reino animal se encuentran mecanismos de sucesión y de preservación que en algunos casos pudieran parecer violentos a los ojos de los humanos, pero que funcionan para la convivencia y preservación de la especie. El ser humano también tiene una serie de reglas y normas de convivencia para tratar de dirimir diferencias y conducirse en armonía, en progreso sostenible. Como ser superior racional, la forma de fijar esas normas también es acordado y compartido y hasta ahora la mejor lograda es en democracia. En ella la mayoría acuerda la forma de comportarse para lograr esa vida en armonía. Sin violencia como la que se presenta en el reino animal.

Bajo ese esquema de “democracia” se esperaría que cada quien se comprometa a participar en el mecanismo de toma de decisiones, a observar y cumplir los resultados acordados, a respetar las reglas que de allí se obtengan y a contribuir a mantener el sistema.  En otras palabras, para que todo funcione, cada quien debe aportar su “compromiso” y así generar la confianza que se necesita para que funcione el círculo virtuoso

¿Con los ejemplos descritos anteriormente alguien podrá hablar de “confianza” individual y colectiva de los seres humanos?

Pareciera que se está convirtiendo en algo “normal” que Los diferentes actores no cumplan con los compromisos acordados.

El resultado entonces no es tan halagüeño, como se pudiera esperar de seres superiores, para la solución de sus dificultades. Aunque para la búsqueda de las reglas de convivencia (leyes) y de los lideres ejecutores y administradores (Mandatarios) los seres humanos acuerdan utilizar las decisiones basadas en mayorías, pareciera que ya se ha vuelto normal que, una vez tomadas las decisiones por mayoría, los personajes electos (Legisladores y Administradores) se dediquen a buscar su beneficio personal. También pareciera casi normal que una gran parte de los electores, a veces la real mayoría, según los mecanismos de selección y participación, se dedique a sabotear el cumplimiento del mandato que les ha dado a sus representantes y a acelerar su caída en desgracia para promover su cambio, ojalá antes del período acordado.

Pareciera que, bajo esta perspectiva, definitivamente los seres humanos tenemos muy comprometida nuestra capacidad de confiar en los demás, en un marco de incumplimiento de compromisos cada vez más notorio. Que estamos condenados a esperar que algo va a salir mal y que todos estamos expuestos a vernos afectados, cayendo así en un círculo “Vicioso”, no Virtuoso”, de mal funcionamiento de nuestras sociedades y desconfianza en las instituciones.

Hoy las nuevas generaciones, probablemente como consecuencia de lo que están presenciando, están más dispuestas al cuestionamiento y a intentar cambios radicales de respuesta inmediata. Movimientos como los de los “indignados”, los de destrucción de infraestructura, atentados contra obras y monumentos históricos, los movimientos ecológicos extremistas a la producción y consumo energético,  el saboteo a actividades legales comerciales y propiedad privada, son ejemplos de esa orientación al reclamo de libertades totales, para resultados inmediatos y sin mucho compromiso o propuestas concretas que garanticen la sostenibilidad tanto en el plano económico como en el plano de interacción humana.

Creo que efectivamente las situaciones ejemplo como las descritas en cuanto a liderazgo o actuación de los ciudadanos, ameritan un cambio. ¿Cuán extremo e inmediato? ¿Cuánto apartarse al hoy concebido “deber ser”? ¿Hasta dónde pudiera caerse en la anarquía o libertinaje? Ejemplos de comportamientos y prédicas del extremo contrario a lo que hoy teóricamente es el “deber ser” también existen. Se está volviendo famoso, el MOP, Movimiento de Orgullo Pedófilo, promovido por “libre pensadores” y que promueve la aceptación y despenalización de lo que juzgo con mis conocimientos actuales, como una aberración: el abuso infantil. Otros libres pensadores promueven la suspensión inmediata de cualquier actividad de extracción de combustibles fósiles, o la eliminación y penalización de cualquier actividad religiosa, Como si, solo con decretarlo, las personas pudieran pasar un interruptor a sus creencias y al consumo energético.  O tratar de imponer la redistribución revolucionaria de la tierra en forma inmediata como si su posesión, explotación y tradición de propiedad de siglos, no significara nada y pudiera borrarse de un plumazo. O el perdón inmediato y los abrazos amorosos y premiación a alguien que puede haber sido claramente responsable por la destrucción de vidas verdaderamente útiles, y núcleos familiares y regiones enteras como si las victimas tuvieran que volver a pagar una cuota y ser juzgados por la pérdida y la no asimilación acelerada de la absolución a su verdugo.  Los principios generales y conceptos suenan muy bien. Amor, Perdón, Conservación, Solidaridad, Paz, pero también es primordial un concepto poco trabajado, CONFIANZA, como factor clave para convivir.

La teoría de las mayorías se cae en la práctica cuando un 51% cree que le puede imponer a un 49% un modo de pensar diametralmente opuesto, o un congresista pretenda cambiar los hábitos y costumbres de alimentación, cumplimiento del “deber ser” conocido, creencias religiosas, relación con su familia, esquemas de trabajo o emprendimiento, de la noche a la mañana o a partir de una fecha de “elecciones”, a una abrumadora mayoría. Aunque lo diga la ley escrita por otros, seleccionados bajo los mismos mecanismos y participación.  

Creo que efectivamente estamos llegando a la necesidad casi que ineludible de trabajar para transformar la democracia. Pero, como con el cambio climático, no pretendamos que la corrección drástica puede hacerse en unos días, después de haber incurrido en errores durante siglos. Es casi como si en cualquier empresa u organización, el gerente sin ningún esfuerzo adicional puede lograr una empresa exitosa, solo porque alguien escribió en la puerta de su oficina esa palabra. El verdadero gerente lo es, si logra la motivación, convocatoria y el convencimiento general que, con el trabajo y sumando el esfuerzo de todos, incluido el suyo, es posible el éxito y lo logra.   

El verdadero éxito en todos los campos, organizaciones y emprendimientos se logra solo cuando una real mayoría adopta el compromiso, contribuye a generar la confianza general con ese compromiso y se montan todos en el círculo virtuoso. Ejemplos hay en el mundo, racional e irracional, de sociedades así.



Álvaro Ramírez
Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.
  

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