Saltar al contenido
Artículos publicados » ¡Ya, pero todavía no!

¡Ya, pero todavía no!

RICARDO BULMEZ. El Candil Pedregalero – Año II – N° 71 – Sábado, 25 de julio 2020.

A los desesperados pues sí hay salida.

Un mendigo andaba por las calles todo harapiento, descuidado y mugriento. Comía de los poco que la gente le daba y dormía con su soledad e indigencia en donde la noche lo invitaba.

Al día siguiente despertaba con su angustia cotidiana. El mendigo no tenía un mañana y sentía que la vida se le escapaba, porque para quien no espera ver de nuevo la luz del Sol, es lo mismo estar muerto porque el sentido del hoy es la certeza del mañana.

Su miedo e inseguridad se hacían cada vez más agudos; su historia era triste, dramática y llena de contrariedades. En otros tiempos, la vida le había sonreído plena de abundancia, prosperidad y alegría.

Una tarde de un fin de semana el mendigo se encontró con un viejo y querido amigo, el cual se sorprendió al verlo andrajoso y sucio, antes gallardo y rico, ahora mendigo y pobre. “¡Las vueltas que da la vida!”, se dijo el amigo. Lo abrazó, se compadeció de su miseria y le extendió un sobre que contenía un cheque de gerencia con mucho dinero, miles de dólares, una cantidad más que suficiente para que viviera en paz el resto de sus días.

Pero el mendigo, aún con todo esto, siguió comiendo miseria y durmiendo con su soledad y su pobreza como todos los días, porque los fines de semana ningún cheque por esa cantidad se puede cambiar en efectivo.

Aunque el mendigo siguió pasando hambre, esos días fueron los más felices de su vida, pues ya no era la misma mendicidad ni angustia, el hecho de pedir ya no sabía a miseria sino a esperanza, porque dentro de su bolsillo tenía un sobre que contenía un cheque de gerencia con miles de dólares.

Él no veía el dinero por ninguna parte, sólo un pedazo de papel escrito en donde hacía una firma ilegible con lo cual obviamente no se puede comer. Pero él estaba completamente convencido de que después del domingo vendría otro día, saldría el Sol. Ya tenía un mañana seguro. Después de una noche oscura y lluviosa llegó el lunes.

El mendigo, con el estómago vacío y la mirada larga, fue al banco, esperó pacientemente en su cola y cobró su cheque… ¡adiós miseria! Así actúa Dios con nosotros, como un viejo y querido amigo ante nuestra miseria. Un día nos encontramos con él y nos da lo que necesitamos porque espiritualmente somos unos mendigos que estamos pasando hambre de amor, de esperanza, de alegría y de paz espiritual.

Dios al ver nuestra pobreza, nos regala todo lo que le pidamos a través de la oración, pero no inmediatamente en efectivo, nos da un cheque. Simplemente hay que esperar el día para cambiarlo, y estamos seguros de que ese Don de Dios tiene muchos fondos espirituales y son nuestros.

“¡Ya, pero todavía no!”, dice la teología católica. Ya el mendigo tiene el dinero, pero todavía no lo ha cobrado. Ya tenemos la paz que le pedimos a Dios, pero todavía no, está por llegar. La tenemos dentro de nosotros, aunque vivamos en tristeza. Ésta es la esperanza cristiana: la seguridad de lo que no se ve, pero se tiene. Tenemos amor, paz espiritual y alegría, pero todavía no se puede usar, no ésta en efectivo.

Antes la crisis socioeconómica de Venezuela en la década de los noventa, uno de nuestros políticos fue objeto de burlas al acuñar esta frase: “Estamos mal, pero vamos bien”, lo malo sería al revés “estamos bien, pero vamos mal”. Este axioma: “estamos mal, pero vamos bien”, como frase resume lo que es la esperanza cristiana pero no la social. En la vida material el hoy es importante, determinante y básico porque si no lleno el estómago en el “ahora”, ¿Qué bien me espera después? En cambio, en la vida espiritual no se acentúa en dónde estás parado sino a dónde vas a llegar.

No es lo que se ve sino lo que no se ve, no es el llanto que nos importa sino la alegría que está dentro de él, no importa tanto el hoy sino el reto del mañana porque lo tendremos. Esta angustia y mendicidad espiritual también la sufrieron los romanos en tiempos de los apóstoles. Pablo les dio un mensaje lleno de alegría y de esperanza, en resumen Pablo le dijo que aunque estemos tristes reiremos, con hambre nos saciaremos, con llanto encontraremos consuelo.

Como Jesús, Pablo usa la imagen de la mujer dando a luz: dentro de esos dolores intensos está la alegría de dar un hijo al mundo. “… también nosotros gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación es objeto de esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues, ¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve? Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia” (Rom. 8, 23-24). Dios nos da todas las gracias que le pidamos y nos las da ¡ya! Nos da su amor en el mismo momento en que lo necesitamos, pero en “cheques”. La oración es una letra de cambio que se hace efectiva en la vida.

Si tenemos un cheque debemos ir al banco a cobrarlo porque si no lo hacemos nos quedaremos con un papel sin ningún valor. Lo que pidamos a Dios tenemos que comenzarlo a vivir en ese mismo momento, ¿para qué esperar más? Es decir, de Dios depende el “¡Ya! Te doy el amor y la paz que me pides” y nosotros muchas veces respondemos… “¡pero todavía no comienzo a amar!”.

Si pedimos algún bien espiritual a Dios debemos practicarlo y él nos lo dará, si pedimos paciencia debemos ser pacientes. No seamos como aquel hombre que rezaba así: “Dios mío, dame el don de la paciencia; hazme paciente, Dios padre; Dios, te lo pido, dame paciencia para todo… dame paciencia… ¡pero dámela ya si no, no me des nada!”

¡Ya, pero todavía no!

Coro – Capital del Estado Falcón – Venezuela

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

1 comentario en «¡Ya, pero todavía no!»

Tus comentarios son valiosos para nosotros ya que nos permite entrar en comunicación con nuestros lectores

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde EL CANDIL

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo