MILAGROS QUIJADA – El Candil Pedregalero – Año II – N° 77 – Domingo, 06 de septiembre de 2020.-
Nosotros los venezolanos en este momento tenemos como contexto un escenario de mucha convulsión, una pandemia “COVID -19” haciendo estragos, una inflación galopante vinculada al dólar, la paralización de los sectores productivos, la falta de gasolina, el sector salud no acorde con los requerimientos urgentes del momento, crisis alimentaria, sanciones extranjeras, la delincuencia organizada causando más penurias y como complemento un contexto insólito para cualquier sistema político con dos presidentes, dos asambleas nacionales y una asamblea nacional constituyentes, dos tipos de oposición y un oficialismo, además nos convocan para el día 06 de diciembre de este año, a elegir los diputados a conformar la Asamblea Nacional para el periodo 2021-2026, ya que corresponde para iniciar un nuevo ejercicio del Poder Legislativo, por medio del nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), el cual su designación ha causado diferentes diatribas y en definitiva es un año electoral.
Un año electoral en plenas turbulencias, donde al revisar las alternativas para la elección encontramos atípicamente un solo actor por ahora, pese a los nombres que ya salieron a la palestra política, se espera la confirmación de los candidatos postulados, definitivamente de acuerdo al cronograma del ente comicial, en este caso el Consejo Nacional Electoral (CNE), este candidato es “El Voto” con dos campañas una tratar de convencer de “VOTAR” por un lado y otra que intenta lo contrario, promueve “ NO VOTAR”, generando otra crisis de carácter psicológica y plena confusión en la cultura política del venezolano, promoviendo rumores, criticas, análisis, suposiciones y violencia por redes sociales con ataques de descréditos e insultos, en la antesala de las elecciones de los diputados a la Asamblea Nacional.
Tan difícil panorama para la conceptualización de la democracia, cuyo sistema político defiende la soberanía y el derecho del pueblo a elegir y controlar sus gobernantes, otorgándole al voto una condición supremamente necesaria para que un sistema político sea democrático, definitivamente la acción de votar es sinónimo de participación. Pero si no votamos también es participación democrática, en este caso con la finalidad de no aceptar a un grupo de aspirantes quienes pueden ser electos para plegarse al gobierno actual, o rechazar para demostrar el desacuerdo con un mal gobierno o también la posible manipulación de los resultados electorales de los cuales darán como ganadores al grupo de candidatos de representantes del gobierno. Tales conjeturas conducen a la confusión, a la ambivalencia negativa y a más inestabilidad en la vida del venezolano, por lo tanto si votamos participamos y si no votamos también participamos.
Lamentablemente el “Voto” está en el banquillo de los acusados para determinar si votamos participamos expresando nuestra voluntad soberana para elegir a quienes nos representaran en el poder legislativo o cometeremos un acto fraudulento de colaboración por apoyar a un gobierno cuestionado. Como también si no votamos rechazamos al gobierno y no se apoya las elecciones amañadas, estamos aceptando entonces la continuación de una asamblea controlada por el mismo mal gobierno, por lo cual seguiremos esperando las salidas abruptas y las ayudas internacionales para resolver nuestros problemas de ingobernabilidad entonces queremos las salidas violentas sin importar el costo y los riesgo, seremos culpable igualmente; todas esta premisas son tan confusas, sin coherencia, sin rumbo y tan perjudiciales para la sociedad política de Venezuela.
Sera por ello que vivimos en presencia de la deslegitimación del voto por medio de una campaña electoral a favor y encontrar, circunstancia no saludable para ningún sistema democrático, a causa de: un régimen político creado sobre unas bases teóricas y filosóficas descalificadas a través de la historia, dirigidas por el resentimiento social. Por la culpa de la exterminación de la formación de líderes que debieron haber continuado para modernizar los cuadros estructurales y organizativos de los partidos políticos identificados como tradicionales, ya que los políticos de hacen cuarenta años atrás pensaban que serian perpetuos. Y por último a causa de los intereses opuestos dentro de la misma oposición que se enfrentan más férreamente entre ellos que con su verdadero adversario político, llamado oficialismo, aún es posible la interpretación de otras causas no mencionadas, pero tal vez valederas.
La pregunta es ¿Qué vamos hacer? elegimos “Votar” o “No Votar”, al votar cargaremos con los señalamientos por nuestra culpa se ratificó un mal gobierno, aquellos que no votamos esperaremos las variables exógenas y las salidas comando para terminar con este gobierno, sin fecha para este acontecimiento, es una decisión comprometedora que termina siendo también un juicio cuya sentencia nos aleja cada día más como compatriotas, que promueve la discordia y la antipatía entre la gente del pueblo, de verdad creo que no merecemos tan penoso y humillante posición ante la historia que será el verdadero tribunal de los desacierto de un grupo político identificado como oficialismo y otro sector reconocidos como opositores.
Por estas razones mi decisión es expresarle al “Voto” mi admiración, considerando que su conquista gesto un movimiento histórico universal llamado la Revolución Francesa, donde se escribió la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, en cuyo texto se reconoció la soberanía del pueblo por primera vez, abriendo el camino a la independencia de los países del continente americano, donde se logra la independencia de Venezuela de la mano de nuestros Libertador Simón Bolívar y a partir de allí, muchas fueron las luchas por la participación política popular hasta llegar a la elección directa, secreta y universal, sin discriminación y distinción que la expresada en la ley.
El “Voto” es el garante del encuentro democrático, asegura la reunión de la sociedad civil en torno al poder originario, es el inicio de la cascada de poder político para decidir a quién se le confiere los más elevados intereses de la nación, es el ejercicio supremo de la libertad, la igualdad y la justicia. El “Voto” no es un instrumento de termómetro político para determinar las conductas inapropiadas del ciudadano, no es la justificación de la corruptela por gobernar, no es la evasiva de los desaciertos de la elite política por el control o el abuso del poder. Por ende al banquillo de los acusados deben estar aquellos que han manipulado al “Voto” con intereses personalista o de grupos, a los que han dirigido una campaña de descrédito, cuando les han convenido la manipulación de un pueblo abrumado por una crisis institucional, con consecuencias psicológicas y sociales que afectan la salud mental del colectivo y en contra del bien común, promoviendo la desesperanza y la desilusión.
Señores del pueblo Venezolanos, ciudadanos que conforman la población de este Estado, tomen su decisión si “Votan” o “No Votan” en las elecciones de los Diputados a la Asamblea Nacional, del próximo 06 de diciembre de 2020, es su responsabilidad, derecho y deber, no permitan que las campañas de los sectores de la oposición con sus dos bandos uno en favor y otro en contra logren terminar con la sagrada misión del “Voto” y menos aún tampoco es propiedad del oficialismo, por ello si votamos defenderemos nuestra participación como legitima expresión democrática, y si no votamos reflexionemos sobre esta conducta que tiene significado por igual pero cualquiera que sea su decisión es compromiso de los ciudadanos rescatar el “Voto” y exigir a los actores políticos su respeto y la supremacía de su valor en la vida política de Venezuela .
Dedicado a una Ciudadana Venezolana, a: Abg. Suyin Ávila Escalona, Por sus argumentaciones y reflexiones.
Cabimas – Estado Zulia – Venezuela
