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Pensar o no pensar, y pan y circo

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 227.-


Pareciera que estamos llegando a una nueva encrucijada en el transcurrir de nuestra vida en comunidad.  

Probablemente me pudiera referir, a la Ingeniería Industrial, como promotora de la “administración científica del trabajo”, asociada a la mejora permanente del trabajo y obtención de buenos resultados invirtiendo menor esfuerzo cada vez. Términos de medición como Productividad, Eficiencia, Eficacia, y Competitividad, siempre presentes en los análisis económicos de factibilidad, progreso y desarrollo de las empresas y comunidades, nos han acostumbrado a tener como norte deseado, la mejora permanente de los procesos, al punto de hacerlo sistemáticamente en cualquier comunidad, empresa u organización preocupada por su sostenibilidad.

Inicialmente sin salir de los ambientes de manufactura, la constante mejora en las plantas empezaba a marcar diferencias en los costos y la posibilidad de aumentar productividad. La mecanización arrancó imparable con el diseño de equipos y herramientas de apoyo, en el piso de las plantas. Sin embargo, en paralelo se empezaba a mejorar los procesos administrativos y los sistemas de apoyo. Lo que vino después de la segunda guerra mundial, ha sido una mejora exponencial en cada sitio posible. Mecanización, automatización, robotización y en paralelo, el desarrollo de sistemas y telecomunicaciones cada vez más sofisticados que han terminado por convertir el mundo en aldea y a la sociedad totalmente dependiente de los apoyos tecnológicos, no ya solamente para mejorar, sino aún para sobrevivir. No me imagino los servicios públicos como el agua o la electricidad o combustibles sin un sistema automatizado de facturación.

Como consecuencia, en todas las áreas donde es posible de reemplazar la actividad humana, se ha venido haciendo.

El manejo de opciones, el planificar, el programar, el hacer previsiones, cada vez es más dependiente de la data manejada por sistemas mediante algoritmos, relevando de esta forma al ser humano de buena parte de las decisiones que tomaba, mediante el uso de su capacidad de análisis, de su capacidad de pensar.  Se puede decir que hoy, gracias a los avances tecnológicos, entre otras cosas producto de la investigación, una gran parte de la actividad permanente de la mayoría de la población exige menos pensar. Ya no solamente en las actividades que se refieren a procesos mecánicos, automatizados, sino también en los procesos de administración de recursos. Los procesos de evaluación para la toma de decisiones están muy enmarcados en “lo que hacen los sistemas”. No es extraño en cualquier oficina o interacción virtual, recibir como respuesta ante un requerimiento, “el sistema no permite”.. Es posible poder esperar, en el discurrir en la vida rutinaria, que gran parte de nuestra actividad suceda casi que automáticamente. Solo pensemos por un momento en el proceso de manejar hacia el trabajo, adquirir un bien, hacer un pago, controlar resultados, avances de actividades. Difícilmente cuando llegamos a nuestro destino, nos acordamos de los detalles del viaje o de los datos de la transacción, o hasta del sitio donde estacionamos, o como llegar y donde estamos.  Los sistemas han establecido mecanismos para saber dónde están nuestros vehículos, recordar compromisos, preparar documentos para una reunión, hora y dosis de tus medicamentos, fechas familiares, mejor vía para llegar a un sitio. Debemos pensar en muchas menos cosas y tomar muchas menos decisiones, “menores”.

Por otro lado, ante las complejidades de la vida moderna, (¿por las situaciones no previstas en los sistemas?) cada vez más los consejos de los expertos son: “No permitas que el stress te enferme”. “No pienses” en situaciones desagradables que te causen stress. Evita embarcarte en situaciones de “difícil” solución. Mantente tranquilo. No afectes la salud. No lleves situaciones de tu trabajo para “pensar” en tu casa. No permitas que las actitudes de otros afecten tu vida. No permitas que interrumpan tu felicidad. Tu felicidad depende de ti, no de los demás.

En este marco, creo que el ejercicio de la capacidad de análisis, el “pensar”, se ve menos exigido, en el ser humano promedio. Es algo normalmente aceptado que las necesidades hacen al hombre ingenioso. Los retos obligan a los individuos a ser recursivos. En el mundo animal en general, se acepta que los reflejos se fortalecen, se mantienen mejor, en la medida que se utilizan. Dependiendo del objetivo y de la motivación podría pensarse que el concepto de la “zona de confort” se encuentra envuelto en la definición del tipo de comportamiento. Es indudable que adoptar retos, enfrentar situaciones exigentes y alcanzar metas, requiere salir de la comodidad de no exigirse. Dejar la zona de confort.

¿Los deportistas pueden decirnos algo sobre el entrenamiento? ¿Las mascotas pueden decirnos algo sobre su capacidad de caza como medio para proveerse alimento? La deducción lógica podría ser que solo con el propósito y la disciplina de ejercerlas se alcanza metas exigentes y se desarrollan y mantienen habilidades. De lo contrario se pierden.     

Es un hecho que con el uso de los medios tecnológico desde edades cada vez más tempranas los seres humanos están obteniendo soluciones automáticas a situaciones rutinarias. ¿Cuán difícil es hoy en día para un joven orientarse? ¿Ubicarse en un lugar? ¿Calcular tiempos?, velocidades?, ¿distancias? ¿Redactar una solicitud de algo? ¿Manejar un reclamo? ¿Manipular un equipo? ¿Resumir una explicación? ¿Tomar notas? ¿Calcular una dosis? Extremadamente fácil, preguntándoselo a la aplicación adecuada. Indudablemente hoy es más fácil encontrar y llegar a un destino. Producir más “resultados por unidad de tiempo”.  

¿En términos generales, con la ayuda de los sistemas automatizados, los seres humanos, estamos fortaleciendo nuestra capacidad de pensar?  O.. estamos haciendo innecesaria la capacidad de pensar en cosas “rutinarias”, “sencillas”? ¿Estamos mejor o peor preparados para el manejo de situaciones o casos que se salen de las decisiones automatizadas?  ¿Cuál es el nivel de preparación, para el manejo de situaciones que escapan del marco de posibilidades consideradas en los sistemas? ¿Cuál es la necesidad o la motivación para que gran parte de la sociedad se interese en salir de la zona de confort?

El reto parece ser, encontrar elementos motivadores para desarrollar habilidades “no indispensables” para la supervivencia a corto plazo.

Las condiciones están dadas para que, desde las etapas tempranas de formación, las nuevas generaciones cuenten con herramientas tecnológicas para la solución de sus problemas “operacionales” diarios. No toda la oferta de sistemas y aplicaciones está directamente asociada a la solución de algún problema del usuario. El complemento, el objetivo de muchas aplicaciones, es capturar la atención de los usuarios mediante actividades placenteras inmediatas. Es promover no pensar en buena parte de los casos y así contribuir a la “búsqueda de la felicidad”, despreocupándose, no pensando y no ocupándose de situaciones retadoras para la supervivencia a mediano y largo plazo (como pareciera ser la recomendación extendida hoy en día para evitar el stress perjudicial a la salud) Cómo pensar en acciones necesarias para hacer previsiones y plantear caminos y soluciones a problemas no asociadas con la rutina diaria, sino con el rumbo y la supervivencia por lo menos a mediano plazo?

¿Habremos llegado con el correr del tiempo, nuevamente al funcionamiento del pueblo con “Pan y Circo”?

¿Estaremos promoviendo en nuestras nuevas generaciones desde edades muy tempranas, su propia adicción al Pan y Circo?  

Algunos países (Francia, Finlandia, Suecia, Alemania, Italia y China. Ver informe de mayo 2023 de Asesoría Técnica Parlamentaria que reposa en la biblioteca del congreso nacional de Chile) han tomado desde sus esferas de gobierno, a nivel ministerial o legislativo, la decisión de adoptar medidas para la reglamentación del uso de celulares, tabletas y smartwatch en el aula. Algunos están estudiando medidas en cuanto al tiempo de exposición de sus menores y las edades para iniciar su utilización. Otros países están tomando alguna medida para que los padres y formadores de los menores deban tomar control y tener acceso a los celulares de sus tutelados.

No estamos hablando de países en “vías de desarrollo” como eufemísticamente se dice.

Probablemente las motivaciones, y es interesante leerlas, de los diferentes países no sean exactamente las mismas, aunque tengan bastante en común. En mi caso personal, mi motivación para plantear el análisis de opciones para disminuir el impacto negativo (Que acompaña al innegable gran impacto positivo que reconozco) está asociada a la necesidad de no atrofiar la capacidad de pensar.

Creo que debe ser un objeto de preocupación de nuestras sociedades, imaginar sobre el problema futuro si nuestros descendientes no fortalecen y aportan su capacidad de pensar, a la búsqueda de soluciones para funcionar mejor como sociedad.  

¿No debemos hacer algo para salir del moderno PAN Y CIRCO?



Álvaro Ramírez



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1 comentario en «Pensar o no pensar, y pan y circo»

  1. Como siempre muy actual lo escrito en la columna Pan y Circo!! Hasta donde llegaremos los padres de esta juventud, que tiene todas las herramientas tecnológicas para sobrevivir y no necesitan detenerse un momento a pensar en algún reto o situación diaria de la vida, porque el internet les resuelve todo, esperemos que más adelante se piense en cómo contrarrestar este uso facilista la

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