Saltar al contenido
Artículos publicados » Las regulaciones gubernamentales y otros males colectivistas

Las regulaciones gubernamentales y otros males colectivistas

  • por

AUTOR INVITADO – ENFOQUE LIBERAL – EL CANDIL – AÑO IV – N° 160.

Una de las causas que en muchos casos originan y fortalecen las regulaciones gubernamentales en el mercado es la absoluta ignorancia económica de parte de un importante sector de la ciudadanía, la cual ve como solución inmediata la intervención del Gobierno en cuanto queda inconforme con un bien o servicio recibido.

Este problema que constituye el pretender limitar las libertades individuales controlando todo aquello que no sea del gusto de uno es ya de índole cultural, lo cual indica la peligrosidad del pensamiento colectivista aplicado a la vida económica y sus terribles implicancias.

Pero, ¿por qué este tipo de prácticas es parte de los ideales de la filosofía colectivista? El colectivismo es un conglomerado de principios que, en esencia, conciben a la colectividad (el pueblo, la patria grande, la raza, el género y todos esos términos que recurrentemente emplean los colectivistas) como una entidad real y, a la vez, superior al individuo, tanto en derechos como en importancia.

Partiendo de este entendido, el colectivismo considera necesario controlar la mayor cantidad de actividades que sea posible en pos de evitar desviaciones en el camino por parte de los agentes que llevan a cabo dichas actividades, es decir, tanto empresarios grandes y pequeños como trabajadores dependientes e independientes, esto con la finalidad de lograr un hipotético bien mayor para la colectividad, dejando en segundo plano —y muchas veces obliterando— el bienestar de individuos particulares.

Dentro de la teoría y práctica colectivista, la realización de sacrificios individuales en favor de intereses colectivos es la norma que determina y establece la moralidad que rige a sus decisiones y acciones. Esto se ve tanto cuando se le prohíbe a ciertos productores vender lo que ofrecen a un precio mayor que el impuesto por el Gobierno o una de sus dependencias “para beneficio del pueblo”, sin importar si esa limitación termina por perjudicar a esos productores, o cada vez que se obliga a un muchacho a ir a la guerra y entregar su vida “por el bien de la patria”. En ambas situaciones, como en muchas otras de diferente índole pero contextualmente similares, es al individuo a quien se coloca en el papel de animal de sacrificio mientras se superpone una entidad no real, como lo es una colectividad, aunque en realidad el beneficio vaya a dar a manos de quienes dirigen todo ese vil engaño.

El colectivismo siempre fue, es y seguirá siendo el mayor mal para la vida en este mundo. No importa qué tan sofisticada sea la retórica que empleen sus líderes, predicadores y defensores; no importa si algunas veces se camuflan entre la derecha, la izquierda, el centro o cualquier otro espectro político; no importa si alguna vez un colectivista realiza una obra aparentemente de bien aunque a costa de haber perjudicado a otras personas previamente. Siempre será la mayor forma de maldad sobre la faz de la Tierra, y siempre será imperativo para toda persona de bien oponerse férreamente tanto a sus inmorales e irracionales principios como a cualquier timador que intente convencernos de lo contrario.

NOTA DEL EDITOR: Artículo originalmente publicado en la página “Enfoque Liberal” en la plataforma Facebook y compartida con “El Candil” con autorización de su administrador. El algoritmo de WordPress no admite incluir la URL desde Facebook.

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

Tus comentarios son valiosos para nosotros ya que nos permite entrar en comunicación con nuestros lectores

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde EL CANDIL

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo