MIRELA QUERO DE TRINCA – EL CANDIL – AÑO IV – N° 193.-
Al comenzar la segunda década del siglo XIX, la guerra señoreaba tanto en Europa como en el territorio americano. En Europa, las guerras napoleónicas ocupaban a las naciones europeas y en América, las antiguas colonias españolas se levantaban en armas en busca de su independencia en una guerra que durará más de 10 años. En guerra tan prolongada, los ejércitos libertadores necesitaron refuerzos de todo tipo en armas, suministros y soldados.
Mientras tanto, en Europa, finalizadas las guerras napoleónicas (1803 – 20 noviembre 1815), quedaron cesantes y disponibles gran cantidad de soldados y oficiales que en las guerras de independencia Hispanoamericana encontrarían empleo a sus capacidades.
A finales de 1817, el venezolano Luis López Méndez, que estaba en Londres en misión diplomática, con gran despliegue de publicidad en la prensa, comenzó a preparar expediciones de oficiales y soldados británicos, irlandeses y alemanes, voluntarios y mercenarios, cesantes de las guerras napoleónicas y a contratar material de guerra, uniformes, barcos y toda clase de suministros, ofreciendo todo tipo de incentivos en dinero y cargos que en su mayoría no se cumplieron, por cuya causa, alguna vez probó los sinsabores de la cárcel.
Fue así como a lo largo de 5 años, desde 1817 hasta 1822, entre 5.000 y 7.000 mercenarios y voluntarios veteranos de la guerra europea, provenientes de Inglaterra, Escocia e Irlanda y algunos alemanes al servicio de Inglaterra, zarparon de los puertos de Londres, Amberes y Dublín en 53 naves, entre ellas: Two Friends, Gladwin, Prince, Amelia Wilson, Morgan Rattler, Emerald, Indian, el Britannia, Dowson, etc.; en varios contingentes al mando de generales y coroneles, títulos rimbombantes que en algunos casos, en realidad designaban a contratistas militares.
Luego de afrontar los peligros e incomodidades de casi dos meses de navegación riesgosa, los primeros contingentes llegaron a la isla de Margarita, que junto a Angostura, eran las únicas regiones de Venezuela en manos de los patriotas. Tampoco resultó fácil la estadía en Tierra Firme, concentrados en la isla de Margarita y la isla de Coche, poblaciones que no estaban en condiciones de alojarlos y alimentarlos; y donde mientras esperaban la reunión de todos los contingentes y las decisiones del Libertador, debieron vencer la desorganización de la empresa, la desconfianza de la población nacional, las enfermedades tropicales, el hambre y la miseria por falta de paga, etc. Muchos murieron antes de entrar en batalla, pero los sobrevivientes posteriormente se destacaron en las filas del Ejército Libertador.
Desde la isla de Margarita, a bordo de la escuadra republicana al mando del Almirante Luis Brion y bajo las órdenes del coronel Mariano Montilla, los soldados y unos pocos oficiales extranjeros que llegaron para unirse a las fuerzas patriotas, partieron hacia la Nueva Granada agrupados en la 1° Legión Británica, La 2° Legión Británica y la Legión Irlandesa, que bajo sus propias banderas, la Unión Flag, “Union Jack” y la enseña verde con el clársach, o arpa, símbolo de Irlanda, formaron los batallones de infantería: Albión, Carabobo y Rifles; y el batallón de caballería Húsares, de destacada actuación en las batallas de Boyacá (7 agosto 2019) y Carabobo (24 de junio de 1821), triunfos patriotas decisivos en la liberación de la Nueva Granada y Venezuela.
