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La rebelión militar del 1ro de enero de 1958

DE HISTORIA Y ALGO MAS – MIRELA QUERO DE TRINCA – El Candil Pedregalero – Año II – N° 81 – Sábado, 03 de octubre 2020.-

El año de 1958 empezaba mal para el presidente venezolano, el general Marcos Evangelista Pérez Jiménez.

Como dijimos en artículos anteriores, Pérez Jiménez, militar graduado en la Escuela Militar, no solo venía actuando activamente en la política venezolana sino que para la fecha, 1958, ya había participado en tres golpes de Estado: el del 18 de octubre de 1945 para derrocar al presidente Isaías Medina Angarita; el del 24 de noviembre de 1948 para derrocar al presidente Rómulo Gallegos; y el del 2 de diciembre cuando desconoció los resultados de la consulta electoral para elegir a los diputados a la Asamblea Constituyente  y fue nombrado presidente provisional por las Fuerzas Armadas que lo habían apoyado, para completar el período presidencial que finalizaría en abril de 1953.

Cumplidos esos cuatro meses de provisionalidad, Pérez Jiménez se juramentó para gobernar constitucionalmente durante 5 años, para el período comprendido desde el 19 de abril de 1953 hasta abril de 1958, Presidencia que obtuvo no por elección popular ni por imposición de las Fuerzas Armadas, sino por nombramiento de la Asamblea Constituyente.

Siguiendo la letra de la Segunda Disposición Transitoria de la nueva Constitución de 1953 que acababa de aprobar, la Asamblea Constituyente también nombró, además del presidente de la República, a todos los otros cargos del Poder Público como las Cámaras de Diputados y de Senadores del Congreso, la Corte Federal y la Corte de Casación, al Procurador y al Contralor de la Nación, a las Asambleas Legislativas de los Estados y los Concejos Municipales.

Pero a finales de 1957, transcurridos más de cuatro años de gobierno, se acercaba el final de su período presidencial y la misma Constitución aprobada en 1953 por la espuria Asamblea Constituyente fiel a Pérez Jiménez, estipulaba en su artículo 104, que al menos con tres meses de anticipación, es decir entre diciembre 1957 y enero 1958, debían realizarse elecciones para renovar el Poder Ejecutivo que se juramentaría en la fecha tradicional del 19 de abril.

Es más, en ese mismo artículo 104 la Constitución vigente no solo ordenaba la realización de elecciones, sino que éstas debían ser universales, directas y secretas.

Sin embargo, por otra parte, la carta magna dejaba abierta una posibilidad, ya que, aunque no contemplaba la reelección, tampoco la prohibía expresamente.

Pero el general Pérez Jiménez quería continuar en el cargo y no quería arriesgarse a perder unas elecciones, experiencia por la que había pasado cuatro años antes en las elecciones para Asamblea Constituyente de 1952. Por ello, el general Pérez Jiménez dio su cuarto golpe de estado y el 15 de diciembre de 1957 realizó un plebiscito en el que el votante debía escoger mediante la tarjeta azul si aprobaba que el presidente siguiera ejerciendo su cargo, y con la tarjeta roja si lo desaprobaba.

Según cifras oficiales, en dicho plebiscito por amplia mayoría se aprobó la continuación del general Pérez Jiménez en la Presidencia de la República para cumplir el período 1958-1963, a pesar de la protesta de múltiples sectores de la sociedad.

Uno de los sectores donde el plebiscito provocó controversia fue en las propias Fuerzas Armadas, ya que el plebiscito rompía el pacto tácito entre Pérez Jiménez y las Fuerzas Armadas que lo habían nombrado presidente provisional en diciembre de 1952.

Sin embargo, en opinión personal de esta autora que puede resultar polémica, la verdad es que ese pacto tácito ya se había roto porque fue un órgano civil, la Asamblea Constituyente de 1953 la que lo nombró presidente constitucional; y aunque durante esos cuatro años Pérez Jiménez gobernara en nombre de las Fuerzas Armadas, ya no debía su cargo a la institución militar.

La reelección inmediata de Pérez Jiménez mediante el plebiscito, no solo daba pie a su gobierno personalista porque había ganado el poder por sí mismo, sino que obviamente, truncaba las aspiraciones presidenciales de algún precandidato militar.

Adicionalmente y no menos importante, por múltiples razones en el sector militar afloraba el descontento, debido al resentimiento de vieja data provocado por el predominio que la policía política, la tenebrosa Seguridad Nacional y su jefe Pedro Estrada, ejercían sobre el Gobierno, desplazando al ámbito militar como base de sustentación del régimen de tal manera que las Fuerzas Armadas habían …pasado a ser un prisionero virtual del vasto aparato de espionaje, delación, torturas y asesinatos creado por la policía política.

Siguiendo la opinión de Carlos Romero Méndez asentada en el Diccionario de Historia de Venezuela, de la Fundación Polar, en las Fuerzas Armadas de entonces existían tres grupos: uno leal al régimen, otro que propugnaba un régimen militar sin Pérez Jiménez y un tercero que quería derrocar a Pérez Jiménez y al régimen militar.

Dicho descontento se manifestó en el alzamiento militar el 1º de diciembre de 1958. Según declaraciones del coronel Hugo Trejo en entrevista televisiva con Carlos Rangel y Sofía Imber realizada el 12 de enero de 1983, en realidad dicho movimiento estaba previsto para el 6 de enero, antes del regreso de los cadetes de sus vacaciones decembrinas, con el objeto de no involucrarlos y evitar repetir los hechos sangrientos sucedidos durante el golpe del 18 de octubre de 1945, cuando se enfrentaron la Escuela Militar y la Escuela de la Guardia Nacional.

Fue por culpa de una delación y el consiguiente apresamiento de varios oficiales, que hubo de adelantarse el alzamiento en el que, según el coronel Trejo, estaban comprometidas las cuatro Armas de las Fuerzas Armadas pero que, por la precipitación indicada solo participaron la aviación militar, unidades de la guarnición de Maracay y unidades blindadas del Cuartel Urdaneta de Caracas.

En Maracay participaron la Fuerza Aérea, las Fuerzas Armadas de Cooperación y el Ejército; y en Caracas el Cuartel Urdaneta y el Grupo Antiaéreo Ribas. Los jefes de la rebelión fueron el coronel Hugo Trejo en Caracas y el teniente coronel Martín Parada en Maracay. Según el coronel Trejo en la mencionada entrevista también tuvieron importante figuración los coroneles Evencio Carrillo y Evelio Luis Lombáez.

A pesar de haber cumplido su misión de bombardear el Palacio de Miraflores, tomar una emisora radial en Maracay y haber sacado los tanques a la calle y llevarlos a Los Teques y no a Miraflores por falta de municiones y por encontrarse en desventaja numérica, la rebelión fracasó militarmente debido a su lanzamiento precipitado, a fallas en la coordinación de movimientos y a la falta de contactos con otras unidades militares que fueron sorprendidos cuando el movimiento estalló.  

Hugo Trejo fue detenido, la guarnición de Maracay se entregó y once aviadores volaron a Barranquilla, Colombia, donde obtuvieron asilo.

Sin embargo, el movimiento fracasado militarmente obtuvo un gran éxito político. En primer lugar, rompió la barrera del miedo; demostró la falsedad de la unidad militar en torno a Pérez Jiménez; profundizó el distanciamiento entre el régimen y el sector militar; provocó la ruptura entre el presidente Pérez Jiménez y el Alto Mando Militar encabezado por el general Rómulo Fernández quien mediante memorándum a Pérez Jiménez había pedido cambio de rumbo en la política del gobierno, reorganización del Gabinete y mayor participación militar en el mismo.   

Luego de los sucesos del primero de enero, los acontecimientos se precipitaron, tanto en el sector militar como en el sector civil: el día 9 se alzó la Marina que colocó cinco destructores frente al puerto de La Guaira, el Gabinete renunció; Pérez Jiménez se desprendió de dos hombres claves en su gobierno Pedro Estrada y Laureano Vallenilla Planchart quienes salieron del país; Pérez Jiménez destituyó al ministro de la Defensa general Rómulo Fernández y asumió el Ministerio de la Defensa.

Por el lado civil arreció la campaña de comunicados de la Junta Patriótica, de los gremios profesionales y del estudiantado; se desarrollaron múltiples manifestaciones en todo el país, la huelga general del 21 de enero convocada por la Junta Patriótica asestó el golpe de gracia y el 23 de enero el presidente electo y aún no juramentado, general Marcos Pérez Jiménez huyó del país.

Monterrey – Estado de Nuevo León – México

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