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Guillermo De León Calles – Mañana es septiembre

DE HISTORIA Y ALGO MAS – GASTRONOMIA DE PEDREGAL – MIRELA QUERO DE TRINCA – El Candil Pedregalero – Año II – N° 79 – Domingo, 20 de septiembre 2020.-

Mañana es septiembre
Los dedos de mis pies me duelen de tanto meterme en los zapatos de ir a la escuela,
siento que un libro está de más en mi bulto de lonilla azul marina,
y no es el libro que tiene un Dios con sombrero de triángulo
y un manto como el que usaba Julio César.
Lo cierto es que mañana es septiembre
y la maestra me espera con su sonrisa de buenos días
seguida de una lección interminable.
Me fastidia ese amor repetido en mi libro primario:
Mamá me ama, papá me ama, mamá me ama.
Ese amor de página primera,
que retrasa mi llegada al patio del recreo con mis zapatos de huequitos en la punta.
Mañana es septiembre
Un portón de peleas callejeras me recibe.
Soy yo, tela blanca con unas letras bordadas en mi bolsillo izquierdo.
Yo y mi sonrisa zángana a poca distancia de mi cabello aceitoso.

Yo y mi cuaderno Libertad
con un caballo de Bolívar encaramándose en un laurel romano.
Yo y mi futuro de sabio porque llegaría a saber
que Cristóbal Colón nació en Gerona
y algunos historiadores dicen que nació en Pontevedra de Galicia.

Yo y mi porvenir de ignorante
porque no me aprendería de memoria la historia del torito negro y el torito colorado. 
Somos la maestra, septiembre y yo,
entristecidos por los pizarrones negros y la ausencia de la lluvia.

Septiembre y yo sabemos que los trompos tienen más valor que la tabla de multiplicar
y que las páginas de los cuadernos se hicieron solo,
para construir barcos de papel

Mañana es septiembre
primero trataré de entender nuevamente lo del Gloria al Bravo Pueblo.

Yo, Vicente Salias y Juan José Landaeta, 
después veré un murciélago trastornándole la quietud a los pupitres,
en uno de esos pupitres labraré un corazón y tu nombre
con la hojilla que le sobró a las barbas del abuelo.

Yo y el amor.

Como pedregalera orgullosa de su pueblo y de su gente, apenas lo recibí, gracias a la magia de las redes sociales, envié a mis amistades el audio del poema “Mañana es septiembre” de nuestro Guillermo de León. 

Se trataba de una feliz coincidencia, que nuestro amigo Freddy Riera me lo enviara en fecha cercana a nuestros cumpleaños, ya que Guillermo y yo cumplimos años el mismo día, 17 de septiembre, con la única diferencia, no faltaba más, que él es más viejo.

Entonces, no imaginaba la avalancha de respuestas que iba a recibir, todos agradeciéndome el gesto de compartir tal maravilla de escrito y de estilo de declamación que a los venezolanos de cierta edad, nos recordaba al eterno Andrés Eloy Blanco.

Unos cuantos aportaron datos sobre la trayectoria poética de Guillermo, otros exhibían orgullosos los premios y honores cosechados por nuestro coterráneo, pero sin duda, a todos, su poema nos remontó a nuestra ya lejana infancia, a los apretados y bien lustrados zapatos colegiales negros con medias blancas, al salón de clases, a las marcas en los pupitres, a las queridas maestras, nuestras segundas madres, algunas palmeta en mano, al polvillo de la tiza y el olor a lápiz de punta recién afilada.

La última manifestación de admiración la recibí de un amigo y colega historiador, el profesor Naudy Suárez Figueroa quien me llamó para agradecerme el regalo y contarme los recuerdos y emociones que dicho poema le había provocado.  Naudy, se veía muchacho de pantalón corto camino a la escuela, por allá por los años cuarenta y comienzos de los cincuenta, en su pueblo natal de Río Tocuyo, en el estado Lara.

Naudy, historiador a tiempo completo, recordó que en su pueblo, había una “Biblioteca Pública Guillermo De León” y me indicó un libro de Pedro Nolasco Pereira sobre la historia de Río Tocuyo, publicado en los años 1950-1952, con motivo del Cuatricentenario de Barquisimeto, en el que cree recordar, había alguna información sobre aquel Guillermo De León. 

El nombre de dicha biblioteca ¿sería acaso en honor a algún antepasado de nuestro amigo el poeta Guillermo, cuyos padres son Maximiliano De León Medina y Carmen Calles?    Queda en manos de mi tocayo por fecha de nacimiento, Guillermo, aclarar tales preguntas.

Esta curiosidad sería un buen motivo de conversación en las frescas noches pedregaleras de silletas recostadas en la pared, o en la tarde, durante la merienda vespertina, degustando una buena taza de café con minguela  acompañado de las granjerías criollas que vendía Alfonsa, como pan dulce, suspiros, pan de música, paledonias o una generosa ración de bizcochuelo.

Café con minguela:  café negro no endulzado, pero con un pedazo de panela aparte que se masticaba con cada trago de café).

                BIZCOCHUELO  DE  LIMÓN

            Este postre tan venezolano, pero con su toque de limón es típico del estado Falcón. Recuerdo que en el Pedregal de mi infancia, a la hora de la merienda, como a las 4 de la tarde, pasaba Alfonsa, sobre su cabeza un ruadillo, especie de trapo enrollado sobre el que se balanceaba una gran batea rectangular de madera con toda clase de dulces recién salidos del horno y cubiertos con una blanca y larga servilleta. En los recuerdos de infancia de mi mamá era Castorila la panadera-vendedora quien además hacía pizpiritos. Nunca le pregunté qué eran los pizpiritos… 

El bizcochuelo que vendía  Alfonsa, se horneaba en grandes latas ovaladas que alguna vez habían contenido un kilo o medio kilo de sardinas en aceite, salsa de tomate o salsa picante; por eso en cada bizcocho quedaban marcadas como un sello distintivo, las líneas ovaladas del fondo del empaque.

RECETA

Ingredientes:
4 tazas de harina
2 y media tazas de azúcar
2 tazas de agua
6 huevos, separadas las claras y las yemas
Ralladura de 1 limón verde
Jugo de 1 limón maduro
1 cucharada de esencia de vainilla
1 cucharadita de polvo de hornear

Procedimiento:

  1. Hacer un almíbar delgado, no espeso, con el agua y el azúcar.
  2. Batir las claras a punto de nieve y agregarles el almíbar caliente
  3. Al entibiar la preparación agregar las 6 yemas, vainilla y el jugo y ralladura de limón.
  4. Por último agregar en forma de lluvia y con movimiento envolvente y suave, las 4 tazas de harina cernida y el polvo de hornear.
  5. Colocar la preparación en molde enmantequillado y enharinado
  6. Hornear a 400º por 20 minutos aproximadamente
  7. Desmoldar en caliente.

¡Buen provecho!

Monterrey – Estado de Nuevo León – México

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