ENFOQUE LIBERAL – EL CANDIL – AÑO IV – N° 173.
Cuando se habla sobre política y economía, es común partir de la clásica visión dual entre libertad económica y política, y planificación centralizada, al margen de las distintas variaciones graduales que pueda haber. Esto también es conocido como: capitalismo vs. socialismo, aun cuando muchos de quienes recurren al uso de esos conceptos no posean una comprensión profunda de los mismos.
El caso es que la norma establecida por el mal uso de dichos términos dicta que se presente y ofrezca a la población electoral una dicotomía que no necesariamente está constituida por dos alternativas de la misma categoría. Y es que cuando se considera que un sistema basado en el control y planificación centralizada de la economía y el poder político por parte de un puñado de demagogos burócratas, es una alternativa para elegir, cual si se tratara de una opción a la cual se le puede dar el beneficio de la duda, es decir, como si la idea de ejercer ese tipo de dominio sobre la sociedad (la economía está íntimamente ligada a ella) pudiese ser considerada una forma moral y viable para la vida humana, claramente se está cometiendo un error, por desconocimiento, o una grave maldad, si se es consciente de lo que se hace al promover una cosmovisión irracional, fallida e inmoral como algo que puede ser de beneficio para todos.
Pensar en que el socialismo (en cualquiera de sus formas y grados) u otras variantes del colectivismo (incluso aquellas que suelen confundirse con el capitalismo pero que pasan de ser expresiones mercantilistas y clientelistas) pueda ser una alternativa para la vida en la Tierra, es tan descabellado como si alguien considerara que el cianuro es una alternativa para la mejora de la salud.
