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El pan duro -Ricardo Bulmez

A un amigo viejo de mi infancia


Conocí a Mr. Zürcher durante los días de mi infancia coriana, era un alemán veterano de la guerra mundial. Cuando yo era un niño él ya era una persona madura, cuando llegué a joven él pasó a ser un viejo; ahora que soy adulto, él ya murió después de pasar por anciano. Me dejó una gran e enseñanza para la vida que nunca he olvidado y la quiero compartir contigo.


Mr. Zürcher a consecuencia de la guerra había perdido todo, cuando regresó del frente se encontró con su finca convertida en un cuartel ruso, su esposa y sus hijos habían desaparecido, nunca supo si estaban vivos o muertos. Se quedó sin familia, sin propiedades y sin país porque la parte de Alemania donde él nació y vivió pasó a pertenecer a la Unión Soviética. Su pasaporte tenía un sello que decía “Apátrida”, sin patria, perdió hasta la nacionalidad.


En una oportunidad, mis familiares y amigos estaban hablando con Mr. Zürcher y condoliéndose por todo lo que le había sucedido. Fue entonces cuando dijo una frase que, según él, repetían los campesinos de su tierra ante las calamidades: “Pan duro no es pan duro _ repetía Mr. Zürcher _ , pan duro no es pan duro, pan duro no es pan duro, ¡duro es no tener pan!”. Este pensamiento me ha ayudado mucho en mis propios problemas desde que era un adolescente, cada vez que paso por momentos malos me lo repito como una oración.


¿Verdad que muchas veces protestamos por las cosas que tenemos? Nos quejamos del trabajo, de la pareja, del país, de los amigos… ¡renegamos hasta de nuestra propia vida que es lo máximo que tenemos! Nos la pasamos lamentándonos por las cosas que nos suceden y por lo que tenemos sin darnos cuenta de que la grandeza está precisamente en eso por lo que nos quejamos.
– ¿De que te quejas?, ¿por qué lloras?
– El pan que tengo está duro.
– Mójalo en café con leche.
– ¡No tengo café!
– Entonces… en leche.
– ¡Tampoco tengo…!
– Mételo en agua, se te pondrá blandito y suavecito.
– ¡No tengo agua!
– ¡¿Sabes una cosa?!
– ¡¿Qué?!
– ¡Mójalo en tu saliva que para eso es!
Pan duro no es pan duro,
Pan duro no es pan duro,
Pan duro no es pan duro,
¡Duro es no tener pan!

El problema no es tu pareja, el verdadero problema es no tener a alguien en la vida con quién compartir, a quién amar y contra quién pelear. Muchos se quejan de la esposa que los espera en el balcón hasta que ellos lleguen a la hora que sea: “Allá está la desgraciada esa vigilándome”, piensan. Ella no te vigila, te espera. Ojalá que siempre tengas a alguien a tu lado que esté pendiente de ti.

El trabajo es duro ¡duro es no tener trabajo!… o pasar trabajo. Algunos se quejan del empleo o del oficio que tienen, más bien da gracias a Dios que lo tienes. Tu país no es malo, malo es no tenerlo. Nunca hables mal de tu patria, ni permitas que nadie lo haga.

Estando en una cafetería escuché a un señor de acento extranjero quejarse de Venezuela, decía que este país no servía para nada y que a él le había ido mal.
– ¿Cuántos años lleva usted en Venezuela? – le pregunté.
– Más de treinta años _ dijo.
– Usted lleva treinta años aquí, ¿y dice que le ha ido mal?
– Si, me ha ido mal, muy mal _ me dijo.
– Mire señor, durante estos treinta años _ le dije _ usted ha respirado el aire de este país, ha caminado por sus calles, ha llorado y reído, ha comido, ¿usted se casó aquí?, ¿no?, ¿tiene hijos?
– Sí, tengo una esposa y cuatro hijos – me contestó dejando notar su acento.
– Qué bueno- contesté . Usted formó toda una familia en esta tierra hermosa, tiene una casa propia o alquilada, vive aquí, trabaja aquí, tiene amigos aquí,

– ¿usted dice que le ha ido mal? Mire señor, en estos treinta años mal les ha ido a los que han muerto y sin embargo, mal no les ha ido pues han pasado a otra vida. Pero usted está vivo todavía. Quien todavía sorba un buchito de café como usted lo está haciendo, no puede decir que le ha ido mal.
– La verdad es que no me ha ido tan mal del todo, ¡pero en algo sí, eh!, me contestó no quedando convencido por completo, de todos modos me brindó un “café guayoyo”.
La vida no es dura, duro es no tenerla, duro es no vivir. No te quejes de la vida porque de las quejas nada se saca. Muchos se avergüenzan de su cuerpo:
– ¡Tengo la nariz fea! me dijo una vez una muchacha, casi en depresión.
– Para ver, le dije, yo no la veo fea sino un poco ancha, pero no fea. ¿Qué
prefieres, esa nariz que tienes o un hueco en vez de ella? Tu nariz no es fea, fea serías si no tuvieras nariz.
Pan duro no es pan duro, duro es no tener pan:
¡Esto sí es duro!

NOTA: Publicación realizada con autorización de su autor. Tomado del libro “El arte de combinar el SI con el NO” del Padre Ricardo Bulmez.

Coro, Estado Falcón, Venezuela

Sábado, 25 de abril 2020

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3 comentarios en «El pan duro -Ricardo Bulmez»

  1. Muy buena narracion Ricardo. El sr. Zürcher me hizo recordar lo que me contaba mi padre mientras estuvo prisionero en Australia durante la segunda guerra mundial y cuando hay falta de alimentos hasta el pan duro era muy bueno mojado con agua.

  2. Mi suegra sufrió la guerra y la escasez de postguerra y siempre me decía: “¿Cuánto vale el pan, cuando no hay pan?”. Igual pasa con el TIEMPO. ¿que tan valioso es el tiempo cuando no tenemos tiempo? Por alguna razón que sólo él conoce, DIOS nos ha ha hecho un regalo inesperado: TIEMPO, un montón de tiempo. Tiempo para disfrutar de nuestra casa y sus muebles que hemos comprado con sacrificio, tiempo para estar con la familia, tiempo con los hijos para conversar y contarles de nuestra vida y experiencias y enterarnos de las suyas. Tiempo para reflexionar sobre nuestras vidas, lo que ha sido hasta ahora y lo que vamois a ser y hacer cuando esto pase. Tiempo para conocernos con los otros habitantes de nuestra casa sin las trabas que nos ponen los horarios de trabajo y de escuela, Tiempo para nosotros como personas para aprender, descansar, leer, hacer cosas junto a la familia. Demos gracias a Dios por el Tiempo que sin pedírselo nos regala, ojalá sea porque nos quiere mucho y no porque pronto se nos acabará.

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