DARIADAS – DARÍO PÉREZ – El Candil Pedregalero – Año II – N° 81 – Sábado, 03 de octubre 2020.-

Erase un carrusel de sombras, que días tras día efectuaban su recorrido, siempre por la misma senda; a menudo las contemplaba y me daba gusto verlas desfilar, y detenerse de vez en cuando; tiempo que aprovechaban para disputarse el derecho de ser la más importante del grupo. Una de ellas decía:

– ¡Yo soy la más importante porque provengo del espacio, no estoy atada al suelo como muchas otras y, además, soy muy natural, y soy parte del ciclo hidrológico, pues, me proyecta una nube bañada por la luz solar!

– ¡No, ¡Que va, yo soy mucho más importante! Decía otra, ¡Soy la conjugación de dos fuentes inspiradoras; la luz y el árbol, además, doy frescura, ¡soy muy solícita en los días de calor abrasador!

– ¡Eso no me impresiona ni resta méritos a mi gran importancia! contestó otra. No tengo fronteras, viajo a grandes velocidades tanto así, que desafío la furia de los elementos, supero cualquier altura, ¿Cómo les quedó el ojo?

– Las demás la miraban con desprecio por su arrogancia y querían saber su procedencia. Ella muy ufana exclama: ¡¡Cáiganse para atrás queridas!!, ¡¡soy proyectada nada más y nada menos que por una nave espacial!!… Y así continuó el recorrido, las paradas, y las disputas, fueron muchas las sombras que se pronunciaron, algunas lo hacían con humildad, otras con altanería, al notar mi presencia, quisieron saber mi punto de vista sobre cuál era más importante.

Cada una esperaba ser reconocida como la más importante, medité un rato, y luego les contesté:

-Lamento desilusionarles, de antemano sé que mi respuesta no les será de mucho agrado, pero debo ser sincero. Ninguna puede ser más importante que otra, es más, puedo agregar que todas están al mismo nivel. Todas callaron y luego quisieron conocer mi razonamiento.

Les argumenté: -Porque son solo eso, ¡¡Sombras!!, por siempre estarán condenadas a ser el reflejo de alguien o de algo, pero jamás serán ese algo. ¿Acaso no requieren de dos fuentes para adquirir forma? ¿Podrán acaso ustedes proyectar sus propias sombras? -No esperaba respuesta alguna, ya convencido de haberles puesto en su lugar, quise marcharme cuando todas gritaron al unísono: -¿Y TU QUÉ? ¿Yo qué? – Pregunté. – ¿Qué esperas para unirte al carrusel, a ser parte de nosotras? Me hice a un lado para mostrarles mi propia sombra. Pero ya no estaba…

Coro – Capital del Estado Falcón – Venezuela