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¿Cadena de abastecimiento de progreso o amargura?

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Cadena de abastecimiento

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 237.-


Nuevamente nos encontramos, y ya es prácticamente repetir algo que por conocido no impide que sea negado, ante el hecho incontrovertible para quien tenga un mínimo de información, (cualquier cadena de redes sociales), que la globalización llegó, está aquí para quedarse y, además, impacta hasta el villorrio más pequeño de la geografía y probablemente muy pronto algunos planetas y astros vecinos.

No por eso somos los dueños del universo, pero si por lo menos uno de sus predadores, como lo demuestra la enorme cantidad de basura espacial que hemos dejado con nuestra exploración. 

Los conflictos sociales y las guerras en diferentes partes del mundo, aunque noticias especiales y muy importantes en el momento que se presentan o inician, y a pesar de su tratamiento en vivo, en menos de una semana pasan a segundo plano.

¿Quién se preocupa hoy por la cantidad de emigrantes en Siria? De los migrantes náufragos del mediterráneo, de la dificultad de formar gobierno en España, del conteo de muertos en Ucrania, del ultimo terremoto y la crisis subsiguiente en Afganistán. La preocupación hoy, y ya tiene una semana, es el conflicto Hamas, Israel y el asesinato con fusiles de asalto a civiles en Maine 

En la vorágine de la velocidad que condujo a la necesidad de lograr en el mundo que cualquier bien o servicio, cueste menos, alcance más mercados y sea desarrollado y entregado más ágilmente, en otras palabras, que condujo a la globalización, pareciera que nadie tiene el tiempo para distraerse en una noticia más de una semana. Es muy importante la salud mental, sin caer en la pérdida de la velocidad, y por eso es necesario tratar de concentrarse, aunque sea por poco tiempo, en una noticia a la vez. Quienes mercadean las noticias y hacen de eso su medio de vida, lo saben. Quien tiene un celular y una cuenta de redes sociales también lo sabe y puede, y de hecho muchos lo hacen, comentar, ampliar, tomar posición, o simplemente multiplicar la información recibida, o generar la suya propia. (¿Qué es un influencer? ¿Qué es un generador de contenido, hoy en día?) 

Con ese principio de “velocidad ante todo”, se genera en algunos, la sensación de estar quedando por fuera de los acontecimientos, o de ser objeto de la manipulación de quienes “manejan” la información. De pensar que otros los tratan como seres poco inteligentes. En otras palabras, de estar recibiendo un tratamiento diferenciado, motivado por el interés, de quien genera contenido, difunde noticias u opina, no importa si es un medio, un grupo de seguidores o adoradores de alguien, o un simple individuo con un celular y una aplicación donde opina. 

Cuando esa sensación se multiplica, empieza a convertirse en resentimiento, y hasta deseo de venganza, contra quienes se la generan. En otras palabras, contra quienes le dan un tratamiento diferenciado, según su apreciación. Quienes deben ser culpables por definición y de quienes es necesario vengarse si no cambian su actitud y se someten y empiezan a pensar de otra forma.

Ese resentimiento, ante la impotencia de cambiar a tantos en forma casi inmediata, y por decreto, se convierte en amargura.  Amargura ante quien pretenda saber algo más. No necesariamente deseo de tratar también de conocer algo más, o investigar, o aprender, o entender siquiera. Solo defender lo que ya “sabe”, como si fuese la verdad absoluta frente a todo el resto del mundo que quiere engañarle para su beneficio “robándole” oportunidades. 

Así nace la amargura colectiva, que cuando es individual, corroe a quien la practica, pero que cultivada se potencia y tiene siempre claro quienes son los culpables de su desgracia, su resentimiento.

Los pueblos que “disfrutan” esa amargura, se convierten en armas. Arietes útiles de los titiriteros que eligen. Difícilmente saldrán de allí porque no son capaces de enseñar a sus hijos como reunir siquiera la cuota inicial de sentimientos positivos para aplicar a la felicidad en su vida. Mira los hijos de quien ha vivido la vida en permanente amargura, y con contadas excepciones verás en ellos seres, difícilmente calificables de ciudadanos.

La amargura cuando se “utiliza”, cuando como venganza se convierte en hechos, puede dejar un momentáneo “sabor” agradable. Sin embargo, después vendrá una vida de soledad para rumiarla, además de la pérdida de generaciones.

La amargura, lo mismo que la ignorancia, cuando alcanza el poder es un azote y herramienta de destrucción.

Por otra parte, también ha cobrado vital importancia la cadena de abastecimiento. Muy de moda y reconocida como el factor clave para satisfacer la demanda en forma competitiva. Nadie oye a la empresa privada, a las diferentes empresas, convertirla en cadena de amargura, o la cadena de lamentos. Buscan soluciones conjuntas o la cadena cambia y deja fuera a quien no es eficiente, competitivo. (¿Nos acordamos de la camioneta que empezó a accidentarse por la explosión de sus neumáticos? A las primeras de cambio dejaron de culparse mutuamente las dos empresas y acordaron salidas. Tenían mucho que perder las dos). Con los estados es diferente, tratan de crear cadenas de amargura, cadenas de lamentos para hacer competitivo al “estado”, no a las empresas que lo sostienen con impuestos. Cada vez el estado es más burocrático y debe ser mantenido por empresas que en las cadenas de abastecimiento reales están obligadas a ser competitivas o desaparecen. Los estados no desaparecen, se lamentan de quienes les financian (organismos financieros) para mantener su burocracia, aunque disfrazan esa burocracia de inversión y luego pretenden ser subsidiados quejándose de quienes les financian y buscan mesías que convencen al pueblo que tienen derecho a que otros pueblos dejen de ser competitivos para evitar compararse, y así, seguir siendo “soberanos”. Soberanamente ineficientes, en la búsqueda del verdadero progreso y felicidad, asociada a logros, con la suma de esfuerzos.

La real Cadena de Abastecimiento es el resultado de trabajar conjuntamente. La forma de generar un símbolo del proceso de crear sinergias, con un objetivo común para múltiples actores que pueden, a pesar de las diferencias que posean, sean estas políticas, o aun religiosas, sumar hacia el objetivo de bienestar para todos y no a costa de unos o de otros. La posible eliminación del “ganar perder”, para reemplazarlo por el “ganar ganar”.

No permitamos que la cadena de suma de esfuerzos sea para multiplicar la capacidad destructiva de la amargura, producto del resentimiento muchas veces infundado, que conduce a la venganza. Esta no logra hacer pagar un hecho cuando no hay forma de valorarlo plenamente, ni aun disfrazándolo de justicia. 

No sé cuánto le debe haber costado a la humanidad haber destruido las estatuas de Buda, de Cristóbal Colon, la Voladura de la Torres Gemelas, las muertes entre palestinos y judíos. La mutilación de miles de jóvenes por minas que se siguen sembrando. (Según la ONU en 2021 5544 personas fueron muertas o mutiladas por minas terrestres, la mayoría civiles y la mitad niños) Los jóvenes líderes de bando y bando que se han perdido y que nos harán falta para tratar de encontrar soluciones a los graves problemas que enfrentamos todos. Creo que a todos ellos los hemos perdido en medio de una mal justificada Amarga Venganza Irreflexiva, encubierta como indignación por injusticia.

Pienso que podría ser útil que un organismo internacional como la ONU, diseñe un icono, un símbolo de la venganza disfrazada de “justicia” y titulado algo así como: AMARGA VENGANZA. Debería ser colocado siempre en cualquier lugar donde hordas irreflexivas de cualquier naturaleza u orientación, con una bien alimentada amargura, destruyan algo, que forme parte de una potencial cadena de progreso, aunque de paso se aniquilen, como el escorpión.     

Algo que nos haya costado trabajo construir y lo hayamos destruido, para que lo apreciemos todos los días y lo vean nuestras generaciones venideras. Me imagino cuantas sedes de Órganos legislativos, Cortes supremas, Fiscalías, Universidades, Medios de comunicación, Infraestructura de servicios, en nuestro continente estarían engalanados con una escultura símbolo de haber querido en algún momento destruirla, para CONVERTIR LA CADENA DE AMARGURA EN PRETENDIDA CADENA DE PROGRESO



Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.


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