CAMINANTE NO HAY CAMINO – FREDDY RIERA – EL CANDIL – AÑO I – N° 28.

La palabra “renco” se aplica a las personas que cojean de una pierna. Ese mismo adjetivo se puede aplicar al modelo de democracia creado en Venezuela a partir de 1958.

Un modelo de democracia con enormes deficiencias. Tras 20 años de mal funcionamiento, la ciudadanía daba cuentas de la precariedad en todos los servicios públicos, y de la corrupción en las dependencias gubernamentales.

Tanto eran las molestias y las críticas de todos los sectores (Académicos, profesionales, económicos y sociales) que Jaime Lusinchi, recién electo el presidente de Venezuela para el período1984-1989, creo la “Comisión Presidencial para la Reforma del Estado” (COPRE)” en el año 1984 para elaborar un proyecto de reformas que produjera los cambios necesarios para modernizar el estado y su sistema político. Ni una sola de las recomendaciones de esa COPRE fueron implantadas. El mismo Jaime Lusinchi las bloqueó. 

Hasta esa fecha, el modelo de elecciones imperante en Venezuela consistía en elegir un presidente (Tarjeta grande) y a un partido político para el resto de los cargos políticos (Tarjeta pequeña).

Citaré textualmente al Dr. Rogelio Pérez Perdomo, en su trabajo VENEZUELA 1958-1999: EL DERECHO EN UNA DEMOCRACIA RENQUEANTE (Ver documento completo en este enlace: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/3/1078/14.pdf), donde se refiere a este asunto en los siguientes términos:

“La democracia que se estableció fue claramente representativa, con representación proporcional. La tradición hacía que el ciudadano votara fundamentalmente por colores, cada partido identificado con un color. Las listas de los partidos eran enteramente cerradas. Esto hizo que los partidos tuvieran un papel absolutamente clave en el manejo del Estado. En consecuencia, el ciudadano votaba por un partido cada cinco años y allí concluía su participación política. Lo que podía esperar era que el partido —-o sus amigos dentro del partido—- retribuyera su lealtad con algún de tipo de ventaja o favor.”

Es decir, nuestra “democracia”, solo nos permitía elegir directamente a un solo funcionario público: al presidente de la república; Luego este designaba a dedo los gobernadores. Los representantes al Senado y al Congreso eran unas listas cerradas presentadas por los partidos políticos donde no participaba el pueblo.  

El modelo político creado en 1958 nació renco. Los partidos políticos copaban todo el escenario nacional. Ese modelo fue absolutamente centralizado, con una intervención del estado en todos los órdenes de la nación. Los partidos políticos intervenían en actos tan inverosimiles como el reinado de carnaval. En Pedregal siempre ganaba la candidata de Acción Democrática aunque fuera la mas féa.

Cito nuevamente al Dr. Rogelio Pérez Perdomo, refiriéndose a que, la constitución de 1961 otorgaba derechos a los ciudadanos, cuya única forma de acceder a ellos era por la vía de la corrupción. Veamos lo que dice al aspecto:

“El Estado establecía programas sociales para los había que buscar algún padrino (contacto o palanca) para obtener el servicio o ventaja, pero más como un don o regalo que podía esperar de amigos o compañeros de partido que como un derecho ciudadano. Derechos y favores podían entrar en colisión, y frecuentemente lo hacían.”

El clientelismo político y el populismo estaban de forma intrínseca establecidos en la constitución de 1961, de ahí la idea de reformarla, y establecer un modelo descentralizado del poder. Pero no sería sino hasta diciembre de 1990, después del “Caracazo” en febrero de 1989, cuando entra en vigor la Ley de Descentralización del Poder Público.

Entre los aspectos centrales de la reforma política de 1990 estuvieron la descentralización, la elección directa de gobernadores y alcaldes, y el cambio electoral que permitió parcialmente la elección uninominal y la institucionalización del referéndum consultivo. Todos estos cambios debilitaron el poder de los partidos y permitieron los cambios radicales de final de la década de 1990, con lo cual se pretendía corregir un mal de nacimiento.

Para esta fecha ya se había engendrado un monstruo que estaba a punto de nacer y que en 1992 dio las primeras señales de vida, con un intento de golpe de estado.

Ese modelo partidista, centralizado y populista engendró un monstruo llamado “Hugo Rafael Chávez Frías”, y al día de hoy, después de 20 años de gobierno comunista, y con una Asamblea Nacional legítima con mayoría opositora, no tenemos garantías para nada, de que, si logramos la transición a un nuevo gobierno, no volvamos a caer en los mismos errores de aquel pasado, ya que muchos de aquellos protagonistas causantes de esta debacle, aún están presentes.

Un nuevo sistema habrá de venir, una nueva república basada en el imperio de la ley, totalmente descentralizada, con limitada influencia de partidos, despolitizadas todas las instituciones publica, que promova la meritocracia, la preparación y la educación como valores principales.

Aprendamos de esos errores para que la nueva nación no nazca renca, como aquella del 58.

NOTA: Recomiendo ampliamente la lectura del trabajo realizado por el Dr. en Derecho Rogelio Pérez Perdomo sobre la Venezuela del período desde 1958 a 1999, donde recoge de forma pormenorizada los hechos políticos y sociales más relevantes con una evaluación muy equilibrada.

Una copia digital de ese trabajo esta disponible para los lectores que lo solicten.

Naples-Florida-EEUU

12 de octubre de 2019