CANCIONERO LÍRICO – PRISMA 99 – El Candil Pedregalero – Año II – N° 92 .-

La letra por si sola ya es un poema, en la cual, su autor describe como su desolado corazón pasa desde la dicha, al probar las mieles de los labios de su amada, a la más triste y desgarradora soledad, porque no podrán verse jamás.

Se deduce que, es la primera persona quien se aleja, pues está seguro que sus labios no volverán a juntarse nunca más en éxtasis amor.

La música es magistral, ya que expresa suavidad y dulzura mientras se está disfrutando de los besos, y potencia al máximo la enorme dimensión del grito doliente de un atormentado corazón que llora la despedida del amor más grande.

Esta hermosa composición, letra y música, corresponden al venezolano Augusto Brandt Tortolero. Fue terminada en el año 1935, cuando Augusto aún residía en el exterior.

De padre alemán y madre venezolana (Carlos Augusto Brandt, comerciante, exportador de café, y doña Zoraida Tortolero), nace un 10 de diciembre de 1892, en la ciudad de Puerto Cabello, por lo que en este mes se conmemoraran 128 años de su natalicio. Falleció en Caracas el 16 de marzo de 1942, de forma inesperada a la temprana edad de 50 años. Tuvo como hermanos a Juan Luis, Fernando, Carlos, Asteria y María Brandt Tortolero. Todos músicos extraordinarios.

Los conocedores de la vida y obra de Augusto Brandt, afirman que ha sido uno de los más grandes violinistas que ha dado el país. Fue un niño precoz para la música, y los 6 años ya componía canciones. Recibió clase de violín con la profesora Ana Jahn en la ciudad de Valencia y luego en enviado a Caracas en el año 1903 a proseguir estudios musicales bajo la dirección del profesor español Andrés Antón.

En 1910, a los 18 años, compone una Marcha Triunfal, para ser estrenada en el Teatro Municipal de Caracas a propósito de la conmemoración del centenario del 19 de abril de 1810. Su obra era estrenada bajo su propia dirección.

Ese mismo año es becado por el gobierno de Venezuela para que perfeccionase su dominio en la ejecución del violín en la ciudad de Bruselas con el profesor César Thompson y dos años más tarde obtiene el primer premio en el concurso patrocinado por el Conservatorio Real de Bruselas, mérito aún no superado por ningún venezolano.

Después de este premio, es llamado a formar parte de la Orquesta del Teatro Paramount en Nueva York, a donde se traslada, como violín de la primera fila. Al transcurrir varios años renuncia a ese cargo y es contratado por la poderosa Estación Radioemisora “WOR” donde actúa como primer violín, es decir, instrumento fundamental de una orquesta; más tarde como solista y tiene a su cargo las partes concertantes de una composición musical; posteriormente pasa a ser el asistente del director de la orquesta de conciertos, hasta que ocupa el lugar de director donde se desempeña exitosamente al tomar la batuta, como director titular de la mencionada orquesta. Al mismo tiempo dirige las orquestas de las emisoras “Schenectady” y “City Collage”; y actúa simultáneamente en el teatro “Rivoli”, ofreciendo conciertos con los “monstruos” Hugo Riesenfeld y el propio César Thompson su maestro. Cabe destacar que además era un excelente pianista.

En su corta existencia, realizó una carrera musical extraordinaria, sobre todo en su período de 20 años en el exterior. Sus logros musicales son muy densos y prolijos. Escribió más de 20 obras musicales inspirado en el Libertador; tales como “Bolívar”, “Bolívar en el Panteón”, “Himno bolivariano”, “Himno Panamericano” (1934); el cual fue estrenado en el auditorio del Hotel “Waldorf Astoria” de Nueva York; compuso además Joropo de Concierto; al piano, Preludio en fa menor; Marcha Solemne, Valses como: Dulce Ensueño y Recuerdos de mi Tierra; Canción de Cuna; Tu partida; Nocturno; Desfile Militar; Súplica; El adiós de las gaviotas y otras composiciones que fueron y seguirán siendo de sensible línea melódica, entre las cuales destaca la titulada “Besos en mis sueños” que encierra un profundo sentimiento poético.

En 1939 regresa a Caracas – Venezuela a sus 47 años y el Gobierno del General Eleazar López Contreras le reconoce sus méritos indudables y lo designa “Inspector de Bandas Militares”, que desempeñará hasta su muerte en el año 1942 a la edad de 50 años.

En Caracas mantenía profusa actividad musical, dirigió las orquestas radiales de las emisoras “La voz de la Philco” y “Radio Continente”. Brandt fue gran amigo, admirador y colaborador del maestro Vicente Emilio Sojo, llegando a participar como docente en la Escuela Superior de Música “José Angel Lamas”, que dirigía el ilustre músico mirandino.

Uno de los intérpretes más famosos de esta melodía fue sin duda “Manuel Alfredo Sánchez Luna” o mejor dicho, “Alfredo Sadel” en la versión masculina, y en la versión femenina lo es sin lugar a dudas nuestra admirada “Mayra Martí”, quien hace una interpretación única e irrepetible.

En esta ocasión, ofrecemos ambas versiones para que se den un banquete con estos tres gigantes de nuestra música a lo venezolano.   

I
El día que me besaste,
en tu promesa de amor,
sentí la dicha que le ofrecías,
a mi desolación.

II
Sueño que me besas todavía,
sueño que me besas como ayer,
y que la dulzura de tus besos
deja en mi ser aroma suave de placer.

III
Nuestros labios nunca han de volver,
a juntarse en éxtasis de amor,
y bien sé que nunca he de sentir,
tu corazón junto a mi pecho palpitar de amor.

Caracas – Distrito Capital – Venezuela