EL CANDIL

A los suramericanos les gusta ser pobres

FREDDY RIERA – EL CANDIL – AÑO IV – N° 170.


Tal parece que, a los pueblos suramericanos, a partir de dos hitos históricos, uno religioso, y otro político, les han sembrado una cultura que conduce al subdesarrollo de forma inevitable.

Hoy trataré un tema muy polémico, ya que desatará la ira de algunos, y producirá controversias por las diversas opiniones, y puntos de vista opuestos que hay en torno a este planteamiento.

Me refiero a la amalgama producida por el único sistema político social que garantiza la pobreza generalizada: la ideología comunista, y la religión predominante en el continente, que promueve la pobreza como virtud, que es el dogma impuesto por la fe católica, apostólica y romana a partir de la conquista de américa.

Cada una de esas dos corrientes filosóficas por separado, producen efectos (para unos positivos, y para otros, negativos), en la personalidad, y carácter de los individuos, al penalizar la naturaleza humana individualista, la cual asocian con el egoísmo. Ambas ideologías coinciden en suprimir el yo.

¿Se imaginan el poder aniquilador del individuo, y de la sociedad, si estas dos ideologías se juntan? Pues sí, esa bomba ideológica existe y se llama “Teología de la Liberación”. ¿La recuerdan? ¿Recuerdan al sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, quien fuera uno de los religiosos católicos que integraron el primer gobierno de la Revolución Sandinista en Nicaragua?

Esta mezcla letal de ideologías llegó a ser una amenaza para la región, al punto que, en mayo de 1980, durante la campaña electoral del futuro presidente Ronald Reagan en Estados Unidos, se elaboró el llamado “Documento de Santa Fe”, en el cual por primera vez se incluyó a la Teología de la Liberación como objetivo a ser combatido dentro de la Doctrina de la Seguridad Nacional.

El Texto decía así: “La política exterior de Estados Unidos debe comenzar a enfrentar (y no simplemente a reaccionar con posterioridad) a la Teología de la Liberación, tal como es utilizada en América Latina, por el clero de la teología de la liberación. El papel de la Iglesia en América Latina es vital para el concepto de libertad política. Lamentablemente las fuerzas marxistas-leninistas han utilizado a la Iglesia como arma política contra la propiedad privada y el sistema capitalista de producción, infiltrando la comunidad religiosa con ideas que son menos cristianas que comunistas”​.

Es imposible que una sociedad pueda superar el subdesarrollo cuando su cultura ha sido dañada por corrientes ideológicas que, en lugar de estimular el bienestar, la prosperidad y la autoestima, lo que hacen es castigar el individualismo.

Dos potentes venenos ideológicos se mezclaron en la “Teología de la Liberación” como para terminar de demoler las bases de la cultura suramericana. Uno de ellos sembrando sentimientos de culpa con el cuento del pecado original, y el cuento que, mientras más pobres, más cerca se está de Dios, y el otro veneno ideológico, demonizando al individualismo, acusando a los ricos, al capital y a la propiedad privada como los causantes de la pobreza,

Con los resultados electorales en Chile, y ahora recientemente en Colombia, en los cuales la izquierda conquista el poder por la vía electoral, me hacen retomar la idea de que esta tendencia hacia la izquierda es el resultado de un largo proceso de adoctrinamiento, en el que es difícil trazar una línea entre lo político y lo cultural, ambos se amalgaman, se funden, y conforman una sola masa que viene a constituir una forma de ser. Las nuevas generaciones nacen y crecen viviendo inmersos dentro de un culto a la pobreza material y espiritual, sin que se den cuenta.

Las telenovelas venezolanas, el cine mexicano, cubano y latinoamericano exaltaban el tema del conflicto entre ricos y pobre, entre blancos y negros. El Derecho de nacer, una de las más exitosas novelas llevadas a la radio, televisión y el cine, es el mejor ejemplo de ello. Ese mismo guion se repitió una y otra vez, miles de veces.

Al mismo tiempo, todos los medios de comunicación, a través de los noticieros, daban espacio al delincuente, y los violadores de la propiedad privada, presentándolos como víctimas.  

Culpaban a los gobiernos de turno porque los cerros caraqueños y los barrios del interior, producto de invasiones permitidas, no tenían electricidad, ni agua, ni cloacas, alumbrado público, ni vialidad, ni servicio de aseo urbano.

Por supuesto que el culpable era el estado, porque su ideología comunista encubierta lo promovía con fines electorales, en detrimento de la calidad de vida de la población en general. De ahí nace el caos, y desorganización urbanística en todo el territorio nacional. La pobreza como política de estado.

Así que, valdría la pena retomar esta investigación, para determinar si en verdad que a los suramericanos les gusta ser pobres porque hay una relación entre pobreza, marxismo, y religión católica, como eslabones de la cadena de la genética social para producir una cultura de pobreza como valor predominante en la sociedad suramericana.    


“Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos”

Mateo 5:3

Heredamos el pecado original

Freddy Riera

Economista venezolano en el exilio. Gerencia de Empresas IESA. Experto en logística de abastecimiento. Amplia experiencia profesional en Petroquímica de Venezuela, S.A (PEQUIVEN), Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) – BARIVEN. Empresa privada y SEO en RIVSA como consultor e instructor en cadena de suministros.

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